domingo, 4 de junio de 2017

Meditar no es poner la mente en blanco


Intentar poner la mente en blanco es pretender abstraerse de la realidad.

Uno de los mitos más extendidos sobre la meditación es que es una práctica que consiste en poner la mente en blanco. Incluso hay personas que llevan muchos años practicando la meditación creyendo que la mente ha de ponerse en blanco para que sea una práctica fructífera.
Pero antes de seguir: ¿qué significa poner la mente en blanco? Poner la mente en blanco, según se describe, significa despejarnos de todos nuestros pensamientos y emociones, ubicándonos así en un estado de mayor y plena conciencia. Hay personas que, pensando que esto es meditar, abandonan sus prácticas o ni siquiera las empiezan porque lo consideran muy difícil, o peor aún, les da miedo quedarse “en blanco”.
Meditar no es poner la mente en blanco. Poner la mente en blanco es prácticamente imposible, y en el caso de que alguien lo consiguiera, no tendría ninguna utilidad. La vida, la Creación, el cosmos, es esencialmente información que se manifiesta en distintas densidades vibratorias. Poner la mente en blanco significaría intentar frenar el flujo vibratorio de nuestras dinámicas tanto egoicas como conscientes, y no iría en consonancia con el proceso natural de lo devenido, es decir de la manifestación.
La mente no hay que aquietarla, es decir, forzarla a que cese de generar pensamientos. Lo que es importante es desidentificarnos de tales pensamientos. La meditación no es un proceso de lucha. Al contrario, es una práctica de no-lucha, el acrecentamiento de lo consciente en nosotros. La Conciencia no lucha con nada ni con nadie. El que lucha es el ego, las estructuras psicológicas con las que percibimos limitadamente la Realidad. Y precisamente la desidentificación es con dichas estructuras con las que nos condicionamos.
Este mito sobre la meditación es una confusión generalizada porque en Oriente se habla del Vacío, de la Nada, de lo que va más allá de las formas y los pensamientos. Pero cuando se habla en estos términos hemos de pensar en que se hace referencia a la infinita riqueza del Conocimiento del Ser. El Autoconocimiento trasciende los clásicos y limitantes pensamientos y emociones que convierten nuestra vida en algo mecánico y basado en el deseo y el sufrimiento. Cuando se hace referencia al Vacío o a la Nada, se está hablando de la esencia de toda existencia, que al no tener forma puede ser cualquier forma, y al no tener contenido puede manifestarse como cualquier contenido.
A nivel práctico, estoy hablando de romper la barrera de lo que “yo deseo” y de lo que creo que “yo soy”. Cuando nos damos cuenta de que lo que deseamos y creemos que somos es ilusorio, contradictorio y fijo –es decir, estancado-, reconocemos la realidad interna, que es una en la que vivenciamos más claramente las barreras que nos ponemos a nosotros mismos en nuestra interacción con las personas y el entorno. En segundo lugar, cuando nos damos cuentas de tales barreras autoimpuestas, nos hacemos conscientes de algo más importante que satisfacer los deseos puramente impulsivos que nos conducen al sufrimiento inútil: atender a la necesidad consciente del presente.

fuente: aqui

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